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23. La primera etapa de este proceso implicó la visita
pastoral de las 420 rectorías y parroquias de la arquidiócesis.
En estas visitas, los obispos se acercaron a la realidad de la
ciudad al caminar por las calles y visitar los centros de trabajo
y estudio; además, dialogaron con los agentes de pastoral y
buscaron revitalizar la misión evangelizadora de las parroquias.
24. La segunda etapa de este proceso de renovación fue
la convocatoria a vivir juntos una Asamblea arquidiocesana
donde pudiéramos experimentar la sinodalidad, fortalecer la
comunión y renovar nuestra propuesta evangelizadora.
25. Para lograr una participación eclesial amplia, en
la Asamblea se involucraron las parroquias a través de sus
asambleas parroquiales; gracias a esto, pudimos escuchar los
gritos, urgencias y necesidades de los cuatro interlocutores
prioritarios que nos propuso el II Sínodo arquidiocesano: los
alejados, las personas en situación de pobreza y vulnerabili-
dad, las familias y los jóvenes.
26. Posteriormente, dedicamos un fin de semana a cada
destinatario para escuchar la realidad, el magisterio y a la
Iglesia misma; a esta experiencia le llamamos Foros APM, a
los que asistieron más de dos mil personas, ya que tuvimos
un promedio de quinientos agentes de pastoral en cada uno
de ellos. Ahí buscamos identificar los núcleos problemáticos
que nos impiden, como comunidad eclesial, dar una respuesta
eficaz; el proceso de escucha se realizó a través de un ejercicio
sinodal guiado por la Conversación en el Espíritu.
27. Paralelo a estos Foros, se realizaron las asambleas de-
canales en las que reflexionamos sobre las dinámicas, criterios
o acciones a conservar o añadir para fortalecer las estructuras
de comunión al servicio de la misión.
28. La Asamblea arquidiocesana se llevó a cabo a
lo largo de una semana y también contó con una nutrida
participación tanto de laicos, como de miembros de diversas

































































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