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4. Generar procesos de acompañamiento y formación
integral para las familias en sus diversas etapas y condicio-
nes, especialmente de los novios, los matrimonios jóvenes,
los padres de familia, los momentos de crisis y dificultades,
las situaciones complejas, la viudez.
Porque “La Iglesia quiere llegar a las familias con humilde
comprensión, y su deseo es acompañar a cada una y a todas
las familias para que puedan descubrir la mejor manera de
superar las dificultades que se encuentran en su camino”
(Amoris laetitia 200).
5. Reforzar la formación integral de los agentes de
pastoral de adultos y familia, para que cuenten con las he-
rramientas necesarias para acompañar a las familias en sus
diversas situaciones y crisis.
Por eso, la Iglesia insiste en la «necesidad de formación
de agentes [...] de pastoral familiar con ayuda de psicopeda-
gogos, médicos de familia, médicos comunitarios, asistentes
sociales, abogados de lo familiar, con apertura a recibir los
aportes de la psicología, la sociología, la sexología, e incluso
el counseling. Los profesionales, en especial quienes tienen
experiencia de acompañamiento, ayudan a encarnar las pro-
puestas pastorales en las situaciones reales y en las inquietudes
concretas de las familias» (Amoris laetitia 204).
6. Fortalecer las estructuras decanales y las vincula-
ciones con instituciones, movimientos y vida consagrada en
orden a testimoniar la comunión en la acción evangelizadora.
Porque un proyecto solo es eficiente si cada comunidad
cristiana, cada parroquia, cada comunidad educativa, cada
comunidad de vida consagrada, cada asociación o movimien-
to y cada pequeña comunidad se insertan activamente en la
pastoral orgánica de cada diócesis. Cada uno está llamado a
evangelizar de un modo armónico e integrado (Documento
de Aparecida 169).

































































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