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a. Falta de cercanía y empatía con las familias
127. Aun con toda la riqueza pastoral con la que se ha
evangelizado a las familias, queda mucho por hacer: muchas
de ellas no se sienten acogidas y acompañadas; por el con-
trario, se sienten rechazadas debido a una falta de empatía
e indiferencia por parte de algunos pastores y agentes laicos
que colaboran en la acción pastoral. El trato burocrático y la
falta de un trato misericordioso dificultan la transmisión de
los valores del Evangelio desde el primer contacto. Por otro
lado, la búsqueda de protagonismo o ilusión de superioridad,
en algunos agentes, conduce a la exclusión, discriminación
y rechazo de aquellos que viven situaciones familiares com-
plejas o irregulares.
b. El anuncio de la alegría del Evangelio,
¿qué lo ha impedido?
128. La falta de un verdadero encuentro y experiencia de
Cristo vivo y resucitado, tanto en pastores como en agentes
laicos, nos ha impedido ser fieles a nuestro compromiso de
caminar junto con las familias de nuestra arquidiócesis para
anunciarles la alegría del Evangelio. A ello se suma la falta de
agentes bien formados, materiales actualizados, el acompa-
ñamiento en muchas parroquias y la ausencia de estructuras
nuevas para evangelizar a las familias.
c. Transformar nuestros horarios, costumbres
y estructuras para acercarnos a las familias
129. A pesar de los esfuerzos y trabajos realizados para
acompañar a las familias, se observan miedos que obstaculi-
zan la evangelización, la formación y el acompañamiento de
muchas familias: miedo a salir de nuestra zona de confort,
miedo al cambio y a aprender a trabajar a través de maneras
y estructuras nuevas, miedo a arriesgarse y a la falta de acep-
tación por parte de las comunidades parroquiales. A ello se
suma la falta de conciencia de sabernos enviados por Jesús,