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c. Acompañar sin juzgar
159. Se necesita ayudar a los jóvenes en el camino y brin-
darles herramientas para crecer. Saber acompañar es un arte,
pide paciencia, no imponer, comprender sin desesperar, co-
rregir sin juzgar. Se habla mucho de los jóvenes como la ‘ge-
neración de cristal’, ante ello deberíamos preguntarnos si los
hemos sabido acompañar:
la comunidad tiene un rol muy importante en el acom-
pañamiento de los jóvenes, y es la comunidad entera la que
debe sentirse responsable de acogerlos, motivarlos, alentar-
los y estimularlos. Esto implica que se mire a los jóvenes con
comprensión, valoración y afecto, y no que se los juzgue per-
manentemente o se les exija una perfección que no responde
a su edad (Christus vivit 243).
160. El Papa nos invita a ser verdaderos pastores que
acompañan a la oveja sin juzgarla o maltratarla, que la im-
pulsan a desarrollarse y a alcanzar la santidad.
4. Los jóvenes son el ahora de Dios
161. El Papa afirma que los jóvenes no solo son el futuro
del mundo, sino el presente, al que enriquecen con su aporte.
Un joven ya toma responsabilidades, participando con los adul-
tos en el desarrollo de la familia, de la sociedad y de la Iglesia
(cfr. Christus vivit 64). Con frecuencia hacemos un listado de
calamidades y defectos de la sociedad y la juventud actual,
somos expertos en encontrar puntos negativos y peligros,
actitudes que nos distancian de ellas. El papa Francisco nos
llama a reducir esa distancia. Nos invita a tener la capacidad de:
encontrar caminos donde otros ven sólo murallas, la ha-
bilidad de reconocer posibilidades donde otros ven solamente
peligros. Así es la mirada de Dios Padre, capaz de valorar y
alimentar las semillas de bien sembradas en los corazones
de los jóvenes (Christus vivit 67).


































































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