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6. La pastoral de diálogo nos impulsa también a con-
siderar los aspectos socioculturales que tanto interpelan a
las generaciones contemporáneas y, caminando con ellos,
iluminarlos con la luz del Evangelio, colaborando sin miedo
en la construcción conjunta del Reino de Dios y dejando que
esos aspectos nos sirvan de camino evangelizador. Para ello,
el primer paso que nos toca dar es escuchar. Sin una escu-
cha real y efectiva, no se puede generar un diálogo. Con la
escucha, el diálogo nos permitirá seguir siendo esa Iglesia,
sacramento vivo en medio de este mundo.
7. El II Sínodo nos comprometió a trazar un nuevo y vi-
goroso proyecto misionero para evangelizar a las diferentes
culturas presentes en nuestro territorio. Hoy estamos llamados
a renovar este compromiso en el que han de participar todos
los miembros de esta Iglesia particular y que a lo largo de los
años han enriquecido este proceso. Vale la pena recordar el
camino recorrido.
El proceso postsinodal
8. Después del Sínodo, la Iglesia arquidiocesana ha que-
rido llevar adelante el plan pastoral de evangelización de la
ciudad de México. A los 30 años del Sínodo se pueden distin-
guir varias etapas:
a) Arranque (1993-1996)
9. Después del Sínodo se implementó el PIA (Programa
Inicial Arquidiocesano), para poner en marcha el proyecto mi-
sionero de Evangelización de las culturas, con especial énfasis
en los alejados y personas en situación de pobreza. El progra-
ma subrayaba la urgencia de vigorizar el espíritu misionero
de todos los agentes y dar un nuevo impulso a la promoción
del laicado. Se dividió en tres programas específicos:




































































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