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168. Aunque se reconoce la valiosa labor de comunión
y comunicación de muchas parroquias y decanatos, todavía
algunas parroquias están desvinculadas de su decanato. Esto
se nota en la falta de comunicación de los proyectos arqui-
diocesanos y en la escasa participación de los fieles en las
acciones pastorales del decanato. Los cambios realizados en
la Vicaría de Pastoral aún no se conocen y se percibe falta de
claridad en el acompañamiento ofrecido desde las dimen-
siones arquidiocesanas.
169. En la pastoral se han incorporado la vida consagrada
femenina y muchos agentes laicos; sin embargo, aún es pal-
pable una pastoral dependiente del presbítero, con marcado
clericalismo. Una respuesta común fue: “Que los sacerdotes
no apaguen la fe y las iniciativas de los laicos ante las necesi-
dades o desafíos comunitarios”.
c. Convertirnos en auténtica Iglesia en salida.
170. Nuestras acciones reflejan una pastoral de conserva-
ción, más que una Iglesia en salida misionera. Serviría ofrecer
talleres sobre temas sociales y espirituales para familias, te-
mas culturales y sociales para jóvenes; evangelizar nuestras
tradiciones; reforzar la Megamisión; atender la realidad de la
violencia familiar presente en nuestras comunidades; dedicar
más presupuesto a la evangelización.
171. En varias parroquias se mantiene la inercia del “siem-
pre se ha hecho así”. Los “cargos” en la parroquia se eternizan y
la reestructuración se dificulta. Además, los horarios de oficina
se encuentran dentro de los horarios de trabajo, es desalen-
tador que los templos abran poco tiempo y, generalmente,
es difícil encontrar al sacerdote.
172. Es un hecho que muchas parroquias tienen una
propuesta sociocaritativa; sin embargo, estas propuestas no
están articuladas y se perciben insuficientes.


































































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