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edificación, estructura o territorio, la parroquia es la familia
de los hijos de Dios.
c. La conversión de estructuras
176. El criterio para llevar a cabo una conversión de estruc-
turas es el de ser fieles “a la misión evangelizadora que abraza
con el amor de Dios a todos y especialmente a los pobres y a
los que sufren” (Documento de Aparecida 550). En orden a la
fidelidad a esta misión, la conversión de estructuras requiere
en primer lugar un cambio de mentalidad y una renovación
interior, “con los ojos fijos en Jesús, que inicia y lleva a la per-
fección la fe” (Heb 12,2). La renovación de la evangelización
requiere nuevas tareas y propuestas pastorales diversificadas,
para que la Palabra de Dios llegue a todos. No podemos seguir
con la repetición de actividades sin incidencia en la vida de las
personas, que solo generan indiferencia (cfr. Instrucción La
conversión pastoral de la comunidad parroquial al servicio
de la misión evangelizadora de la Iglesia, 17-18).
177. Por otro lado, no podemos dejar de lado la edad
avanzada de varios clérigos, así como la falta de vocaciones.
Los retos de una gran urbe exigen mucho a los sacerdotes,
con la consecuente merma en la salud física y psicoemocio-
nal; hoy, no son pocos los sacerdotes con un serio cansancio
mental. La Iglesia ha discernido esto en varias ocasiones y
ha valorado al decanato como una unidad estratégica de
pastoral, un valor que sería prudente considerar.
178. Además del decanato, también están propuestos los
proyectos de colaboración pastoral o las unidades pastorales.
Una unidad pastoral se integra con un grupo de parroquias
que conservan sus derechos y deberes, se encomienda a un
párroco o a un grupo sacerdotal, que colaboran con vistas a
la ayuda mutua y a la acción pastoral común. Su fin es facili-
tar la misión evangelizadora de la comunidad, favoreciendo
el desarrollo de la vida religiosa, los ministerios laicales y su
colaboración en la evangelización.