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TERCER MOMENTO
Proponer a partir de Cristo
y de Santa María de Guadalupe
Dios envía a su Madre a consolar
Ante esta situación tan dramática que vivía el pueblo, Dios no se
queda indiferente, realiza una acción extraordinaria, mandando
a su Madre y a Él mismo con ella para liberar, para consolar, para
remediar todos los males. La grandeza de las palabras que María
le dirige a Juan Diego y a nosotros no tiene precedentes en
otras manifestaciones o acontecimientos en donde Dios se da a
conocer, excepto en la Biblia y en el Evangelio.
El mensajero recobra su dignidad y se asume como hijo
Es así como inicia un tiempo nuevo, manifestado por la palabra
que llama, que escoge, que crea algo nuevo. El mensajero ha sido
llamado, escogido, invitado a comprometerse en esta liberación
de la opresión y el sufrimiento del pueblo que sufre. Así inicia
una nueva historia en la que Dios revela su plan de salvación y
que, en trayecto de todo el evento narrado en el Nican Mopohua,
lo cumplirá cabalmente en la persona de Juan Diego. María le
ayuda a recuperar su dignidad y además interviene para sanar
a su tío Juan Bernardino que representa las raíces del pueblo
sometido. Este pueblo, sumido en la tristeza, la enfermedad y
la agonía, ahora despierta a una vida nueva, por la salud que
le ha sido devuelta. Al mostrar su amor de Madre, Juan Diego
se reconoce como hijo. Al sanar a su tío, el pueblo recupera su
esperanza.
Este acontecimiento vivo nos interpela ahora para discernir la
intervención de Dios, que también nos llama, nos envía, para
que se cumpla su deseo y nuestro pueblo recupere su dignidad,
su salud, su fe y su esperanza.
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NOVENA INTERCONTINENTAL
GUADALUPANA