Page 20 - Impreso
P. 20

SEMANA GUADALUPANA
el sufrimiento, detener el pecado. Recordemos el pasaje de la
vocación de Moisés cuando Dios le habla desde la zarza ardiente
que no se consume: Dios revela su compasión por su pueblo
elegido: “¡He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído el
clamor que le arrancan sus opresores y conozco sus angustias!
(cfr. Éx 3, 7). De manera similar, el Nican Mopohua muestra con
una gran belleza literaria y poética el deseo de Dios de intervenir
ante el sufrimiento del pueblo que ha vivido todo el drama de la
conquista y todas sus consecuencias. Es maravilloso conocer este
fragmento del Nican Mopohua, que bien podríamos comparar
con el discurso de Jesús en la sinagoga cuando proclama el
inicio del tiempo de su liberación (cfr. Lc 4, 18-20).
Por eso, en el Nican Mopohua, María dirige estas palabras a Juan
Diego:
Sábelo, ten por cierto, hijo mío, el más pequeño, que yo soy la
perfecta siempre Virgen Santa María, madre del verdaderísimo
Dios por quien se vive, el creador de las personas, el dueño de la
cercanía y de la inmediación, el dueño del cielo, el dueño de la
tierra, mucho deseo que aquí me levanten mi casita sagrada. En
donde lo mostraré, lo ensalzaré al ponerlo de manifiesto: Lo daré
a las gentes en todo mi amor personal, en mi mirada compasiva,
en mi auxilio, en mi salvación: Porque yo en verdad soy vuestra
madre compasiva. Tuya y de todos los hombres que en esta tierra
estáis en uno, y de las demás variadas estirpes de hombres, mis
amadores, los que a mí clamen, los que me busquen, los que
confíen en mí, porque allí les escucharé su llanto, su tristeza, para
remediar, para curar todas sus diferentes penas, sus miserias, sus
dolores.
Nican Mopohua 26 -31
18




































































   18   19   20   21   22