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SEMANA GUADALUPANA
que nunca había sido vencido y al que se le había despojado de
todo, de su identidad, de sus raíces, de sus profundas creencias
religiosas y en donde la única salida de tal estado de angustia, la
única respuesta era la muerte.
Actividad
Miremos a nuestro alrededor a los 500 años en los que
celebraremos este gran acontecimiento.
Hacer un ejercicio para identificar nuestros dolores y
nuestras sombras como pueblo mexicano:
¿Qué es lo que aún necesita ser sanado y que nos roba la
fuerza y la vitalidad, nuestro sentido de esperanza como
pueblo mexicano?
¿Cuáles son las heridas que todavía sangran a nuestro
alrededor y que no terminan de cicatrizar?
Seamos valientes al identificarnos aún con el dolor que
hemos heredado de nuestros antepasados.
Comentar las respuestas en binas o en pequeños grupos.
SEGUNDO MOMENTO
Discernir a partir de Cristo
y de Santa María de Guadalupe
“Escucha, hijo mío el menor, Juanito, ¿a dónde te diriges?”
Esta pregunta que fue lanzada hace casi 500 años a Juan Diego
hoy está dirigida a nosotros. El Nican Mopohua como relato,
quiere llevarnos a identificarnos en la persona de Juan Diego.
Analicemos las primeras palabras de la Virgen:
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