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TERCER MOMENTO
Proponer a partir de Cristo
y de Santa María de Guadalupe
Juan Diego es un mensajero, portador de muy buenas noticias,
y, aunque la tarea le supera con creces, confía en el auxilio de
la Madre. La acción humilde de este gran apóstol trajo grandes
beneficios al Continente americano, pues la casita sagrada de
Dios es un lugar donde Dios brinda consuelo por medio de
Santa María de Guadalupe. Así como Juan Diego se convierte
en un instrumento que comunica la mirada compasiva de Dios
y de la Madre, nosotros podemos hacer lo mismo con los más
vulnerables y las personas que se encuentran alejadas del influjo
del Evangelio.
Después de resucitar, Jesús envió a sus discípulos y les dijo
«Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos y bautícenlos para
consagrarlos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, enseñándoles
a poner por obra todo lo que les he mandado. Y sepan que yo
estoy con ustedes todos los días hasta el final de los tiempos»
(Mt 28, 19).
Cada cristiano y cada comunidad están llamados a ser
instrumentos de Dios para la liberación y promoción de los pobres,
de manera que puedan integrarse plenamente en la sociedad;
esto supone que seamos dóciles y atentos para escuchar el
clamor del pobre y socorrerlo (Evangelii gaudium 187).
Es indispensable prestar atención para estar cerca de nuevas
formas de pobreza y fragilidad donde estamos llamados a
reconocer a Cristo sufriente, aunque eso aparentemente no nos
aporte beneficios tangibles e inmediatos: los sin techo, los toxico
dependientes, los refugiados, los pueblos indígenas, los ancianos
cada vez más solos y abandonados, etc. (Evangelii gaudium 210).
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NOVENA INTERCONTINENTAL
GUADALUPANA