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La presencia de la Virgen es una presencia consoladora de todo
el pueblo mexicano. Ella nos remite a su Hijo Jesús, en quien
encontramos el camino, la verdad y la vida.
Jesucristo le muestra al ser humano su altísima dignidad
En la actualidad necesitamos reencontrarnos con el Dios de
Jesucristo y volver al Evangelio. Porque solamente desde allí
podemos comprender quiénes somos y a qué estamos llamados
como Iglesia redimida. Para recuperar una sana visión del ser
humano, hemos de hacerlo desde la contemplación del misterio
de Cristo redentor. Encontrarnos con el Dios de Jesucristo
nos permitirá contemplar en él una imagen de hombre que
reconozca la bondad original con la que fuimos creados, en
libertad y para el bien. Pero también, nos permitirá contemplar
nuestro ser fracturado interiormente, nuestras dificultades para
mantener el equilibrio interior, los conflictos interpersonales, el
pecado humano que hoy tiene múltiples manifestaciones y la
ambigüedad radical de la vida humana que tiene rostro de crisis
de esperanza.
En Jesucristo encontramos la fuerza para transformar la
realidad
El día de la Resurrección, los apóstoles estaban encerrados por
miedo, el encuentro con Jesús les trajo ‘paz’, no cambió la realidad,
sino que originó un detonante para que los mismos apóstoles
tuvieran parresía y pudieran abrir las puertas enfrentando la
realidad y transformándola:
Aquel mismo domingo, por la tarde, estaban reunidos los
discípulos en una casa con las puertas cerradas por miedo a los
judíos. Jesús se presentó en medio de ellos y les dijo: «La paz esté
con ustedes». Y les mostró las manos y el costado. Los discípulos,
se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús les dijo de nuevo: «La
paz esté con ustedes». Y añadió: «Como el Padre me ha enviado,
yo también los envío a ustedes». Sopló sobre ellos y les dijo:
«Reciban el Espíritu Santo» (Jn 20, 19-22).
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NOVENA INTERCONTINENTAL
GUADALUPANA