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SEMANA GUADALUPANA
Son muchas las causas que alimentan esta hoguera y que
mantienen encendida esta llama de dolor: la pérdida de valores,
la desintegración familiar, la falta de oportunidades, los trabajos
mal remunerados, la corrupción galopante en todos los niveles, la
ingobernabilidad, la impunidad, etc. Esta sociedad, que tendría
que ofrecer a todos los ciudadanos las condiciones necesarias
para vivir con dignidad, está dañada y es necesario que todos
como miembros de ella tomemos conciencia de esta realidad y
nos hagamos responsables, para que pueda cumplir como un
espacio de vida digna para todos sus miembros.
Ante las crisis de ayer y de hoy, ¿qué podemos hacer? ¿cómo
encontrar consuelo?
TERCER MOMENTO
Proponer a partir de Cristo
y de Santa María de Guadalupe
La Virgen brinda a Juan Diego su protección de Madre
Juan Diego, ante la preocupación por la salud de su tío, decide
no atender el llamado de la Virgen. Pero ella sale al encuentro y
escucha lo que le aflige y preocupa. Ella reconoce la preocupación
de Juan Diego y sabe que es de vida o muerte, por ello, infunde
en él seguridad y confianza: “Que no se altere tu rostro, tu
corazón. Por favor, no temas esta enfermedad, ni en ningún
modo a enfermedad otra alguna o dolor entristecedor.” Además,
la Virgen le ofrece toda su protección de madre: “¿Acaso no
estoy yo aquí, yo que tengo el honor de ser tu madre? ¿Acaso
no estás bajo mi sombra, bajo mi amparo? ¿Acaso no soy yo la
fuente de tu alegría? ¿Qué no estás en mi regazo, en el cruce de
mis brazos?”
Estas palabras son las que dan confianza y esperanza a Juan
Diego al escuchar la palabra de su interlocutora. “Te doy la plena
seguridad de que ya sanó”. El relato cuenta que Juan Diego
continúa su misión y confía en esa Palabra.
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