Page 25 - Impreso
P. 25

23
4. María acompaña a su Iglesia
(intercesión y consuelo)
55. La Virgen María ha acompañado a los creyentes desde
los primeros días de la Iglesia (cfr. Hch 1, 14) y a nuestra ar-
quidiócesis desde 1531, al aparecerse en el Tepeyac al querido
Juan Diego (cfr. Nican Mopohua 26-32), fortaleciendo con su
presencia los esfuerzos de los primeros evangelizadores. Su
papel como madre de Jesús y madre nuestra (cfr. Jn 19, 26-27)
la coloca en una posición única para interceder por nosotros
y consolar a quienes recurren a ella en busca de ayuda y pro-
tección divina. Pero también se nos muestra como estrella de
la Nueva Evangelización, impulsándonos a ir a los hermanos
para mostrarles su rostro misericordioso.
56. Nuestra Señora de Guadalupe pide a Juan Diego que
vaya con el obispo a pedirle que construya una “casita sagra-
da”; esta petición de María va más allá de la construcción de
un templo; ella busca que su Hijo sea “lugar de encuentro”;
que su misma presencia sea un signo de acogida tanto por
españoles como indígenas, logrando el encuentro de dos cul-
turas (cfr. PGP 153-155). Para la Arquidiócesis de México es un
imperativo en su esfuerzo evangelizador acoger la pedagogía
guadalupana, que nos enseña a anunciar la salvación ofrecida
por su Hijo con cercanía, empatía, anuncio y siendo siempre
motivo de encuentro entre quienes se experimentan extraños.
57. En el pasaje de las bodas de Caná, María intercede
ante Jesús para que realice su primer milagro en favor de unos
recién casados (cfr. Jn 2, 1-11). Hoy, María sigue intercediendo
por los discípulos de su Hijo para atender nuestras necesida-
des espirituales y materiales (cfr. Nican Mopohua 119). En el
cenáculo, ella permaneció unida a los apóstoles en la oración
y luego los acompañó en su misión evangelizadora, la cual
continúa impulsando amorosamente.


































































   23   24   25   26   27