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3. Acoger con empatía
71. El esfuerzo evangelizador y el llamado a un impulso
misionero renovado que sepa llegar a los no creyentes y acer-
car a los alejados, pide una comunicación acogedora, empá-
tica y significativa, al estilo de Jesús, que hacía sentir a todos
escuchados y amados. Por ello, acoger con empatía es un
compromiso evangelizador que muchos agentes de pastoral
han olvidado al dejarse envolver por las prisas, el activismo o
una pseudo espiritualidad intimista que supone que puede
excluir al prójimo de su relación con Dios, ¡nada más alejado
de nuestra fe! Así nos lo explica el Papa:
El amor que es auténtico, que ayuda a crecer, y las formas
más nobles de la amistad, residen en corazones que se dejan
completar. La pareja y el amigo son para abrir el corazón en
círculos, para volvernos capaces de salir de nosotros mismos
hasta acoger a todos. Los grupos cerrados y las parejas au-
torreferenciales, que se constituyen en un “nosotros” contra
todo el mundo, suelen ser formas idealizadas de egoísmo y
de mera autopreservación (Fratelli tutti 88).
72. De esta manera, la actitud de acogida nos permite ver
el mundo desde la perspectiva de los demás, reconociendo
y respetando sus experiencias únicas y sus puntos de vista
individuales. Esto nos ayuda a superar la barrera del indivi-
dualismo y la autopreservación. Al vivir la apertura al prójimo,
fortalecemos nuestra capacidad para relacionarnos con los
demás de manera auténtica y significativa, construyendo
relaciones más sólidas y satisfactorias.
La afirmación de que todos los seres humanos somos
hermanos y hermanas, no es sólo una abstracción, sino que
toma carne y se vuelve concreta, nos plantea una serie de retos
que nos descolocan, nos obligan a asumir nuevas perspectivas
y a desarrollar nuevas reacciones (Fratelli tutti 128).
73. Esta apertura ha de ser acompañada por la empatía;
ésta nos permite comprender y compartir los sentimientos