Page 31 - Impreso
P. 31

29
y experiencias de los demás porque en ellos encontramos a
Jesús. Acoger con empatía implica escuchar activamente y
sin prejuicios a los demás, mostrando interés genuino en sus
pensamientos y sentimientos. Estamos convencidos que las
relaciones generadas por la apertura a la experiencia de mi
prójimo, sin prejuicios y con compromiso, traerán una reno-
vación eclesial.
4. Formar discípulos misioneros
74. La formación de discípulos misioneros de Jesucristo
“que respondan a la vocación recibida y comuniquen por do-
quier, por desborde de gratitud y alegría, el don del encuentro
con Jesucristo” (Documento de Aparecida 14), es una tarea
central para la Iglesia. Por ello, en nuestra Asamblea arquidio-
cesana, los agentes de pastoral vieron la necesidad imperiosa
de una formación integral y gradual que capacite y asegure
un cumplimiento más fiel de la vocación misionera.
75. En la Arquidiócesis de México tenemos un largo ca-
mino de reflexión y puesta en práctica de procesos formativos,
porque:
Madurar como discípulos misioneros es una exigen-
cia para la misión. La formación, en efecto, es encontrarse
con Jesucristo, conocerlo y seguirlo como discípulos; vivir la
experiencia de comunión con el Cuerpo de Cristo, la Iglesia,
sintiéndose parte viva de ella, y aceptar ser enviado con la
fuerza del Espíritu para ser fermento del Reino en medio de
la Ciudad (Marco general de la Formación 7).
76. De ahí que se haya señalado un itinerario formativo
que consta de etapas: formación inicial, formación básica,
formación específica y permanente.
77. Dado que toda formación es una profundización en
nuestra relación con Cristo, nunca se ha de renunciar en los
procesos formativos al continuo encuentro con Cristo que
renueva nuestro fervor por evangelizar.

































































   29   30   31   32   33