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El Arzobispo Carlos Aguiar Retes Preside La Misa En La Basílica De Guadalupe. Foto: INBG/Cortesía.

Homilía-¿Por qué Dios dio al humano tanto poder?-30/05/21

Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándolas a cumplir todo cuanto yo les he mandado; y sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.

Padre, Hijo y Espíritu Santo tres personas distintas y un solo Dios verdadero. El ser humano de todos los tiempos, no puede ni podría por sus solas fuerzas e inteligencia llegar a considerar la existencia de un Dios Trinidad. Hubo necesidad, que Dios mismo revelara su naturaleza divina, y la comunicara a la humanidad, mediante el mismo lenguaje del ser humano. De ahí la decisión de Dios Padre de enviar al Hijo, para que se encarnara y diera a conocer al verdadero Dios, por quien se vive.

Este momento sublime de la Encarnación del Hijo de Dios, fue preparado aproximadamente durante 18 siglos, iniciando con los Patriarcas Abraham, Isaac, y Jacob, y continuado por Moisés, y por los profetas y reyes de Israel, a quienes les hizo conocer mediante diversas pruebas su voluntad y su destino como lo afirma Moisés en la primera lectura: “¿Qué pueblo ha oído, sin perecer, que Dios le hable desde el fuego, como tú lo has oído? ¿Hubo algún dios que haya ido a buscarse un pueblo en medio de otro pueblo, a fuerza de pruebas, de milagros y de guerras, con mano fuerte y brazo poderoso?”. Finalmente el Hijo de Dios se encarnó en el seno de la Virgen María y llevó al culmen la revelación del verdadero y único Dios. Tres personas distintas, pero un solo Dios, que vive en plena comunión y concordia, ya que su naturaleza es el amor.

La Creación entera manifiesta el orden y la complementariedad en todas sus funciones. La humanidad ha llegado a reconocer mediante la ciencia, la maravilla de los ecosistemas en nuestro planeta y la relación con los demás astros. Todo funciona en relación al conjunto, y las fuerzas están organizadas para cumplir su tarea en favor de las otras para mantener la Casa Común. Las especies vivas se sostienen unas a otras, y cumplen su finalidad por instinto para la sobrevivencia. Solamente hay una especie, la humana, que tiene la inteligencia y la libertad para colaborar, o para romper los ritmos establecidos por Dios Creador.

Desde hace años a causa de la explotación abusiva de los recursos naturales han provocado graves procesos de degradación, que si no los detenemos, llevará irremediablemente hacia el final de nuestra Casa Común. Por eso el Papa Francisco lanzó, la señal de alarma a las autoridades, empresarios y población en general, el documento “Querida Amazonia”, y el pasado martes presentó una plataforma digital para sumar esfuerzos en la recuperación del planeta.

¿Por qué Dios le dio al ser humano tanto poder sobre la Creación? Porque eligió a la especie humana para que pueda aprender a descubrir y ejercitarse en el amor, preparándose así para compartir la vida eterna con el mismo Dios; y para aprender a amar es indispensable la libertad.

Por tanto, el gran desafío de todo ser humano consiste en aprender a usar la libertad para elegir el bien y no el mal; y dando este primer paso, es necesario avanzar, capacitándose a elegir, de entre los bienes que tenga a la mano, aquellos que le permitan servir a los demás, y ofrecer sus habilidades y capacidades para que también los demás sigan ese camino. En otras palabras, el amor divino consiste en actuar siempre por el bien de los demás. Por esta razón es necesario aprender a superar la tendencia natural del egoísmo, y descubrirnos como seres en relación; es decir que nuestra felicidad y nuestra paz dependerá de edificar relaciones de amistad y colaboración con los semejantes, con quienes nos toque convivir.

Así también, es indispensable el proceso educativo para aprender a ser responsable de mi conducta, y saber ordenar mis tendencias y pasiones para el bien propio y de los demás. En este campo en nuestros tiempos ha crecido el desafío de asumir con plena conciencia que el amor no es la atracción sexual, ni el ejercicio de la sexualidad es la expresión de la plenitud del amor, la sexualidad es solo un camino, un primer paso, para romper la centralidad de la vida en la propia persona.

La sexualidad es una ayuda que Dios ha dado a todo ser humano para abrirse necesariamente a la relación con los demás, y encontrar, en la intimidad, la complementariedad del varón y la mujer, no solo para generar la vida de los hijos, sino para crecer en la capacidad de amar, en la donación y servicio al otro, con quien he intimado, con los hijos, y con los demás miembros de ambas familias. Así, el sostén para seguir amando y sirviendo al prójimo en general es la relación que se establece en la propia familia. Cuando se alcanza este ideal de la familia, ella se convierte en una célula de la sociedad, muy positiva y promotora de buenos ciudadanos.

Pero además la familia transmitirá con mucha facilidad, y casi espontáneamente, la importancia de la relación con Dios, que es amor, y nos acompaña para fortalecernos en nuestro desarrollo y aprendizaje del amor divino. Por esta razón afirma San Pablo: “Los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios. No han recibido ustedes un espíritu de esclavos, que los haga temer de nuevo, sino un espíritu de hijos, en virtud del cual podemos llamar Padre a Dios”.

¿Y cómo podemos ser guiados por el Espíritu Santo? Siguiendo el ejemplo y las enseñanzas de Jesucristo, el Hijo de Dios, que al encarnarse en el seno de la Virgen María por obra del Espíritu Santo, creció y se desarrolló en familia, acompañado por Ella y su Padre adoptivo, San José. Así, nuestro propio espíritu crece y se fortalece cuando escuchamos y practicamos los Evangelios, y los demás escritos bíblicos, ya que, como expresa San Pablo, el Espíritu Santo se une al nuestro: “El mismo Espíritu Santo, a una con nuestro propio espíritu, da testimonio de que somos hijos de Dios”.

Pidamos a Nuestra Madre, María de Guadalupe, que nos acompañe como lo hizo con su Hijo Jesús, y nos siga mostrando su ternura y amor para aprender a imitarla en la relación con los demás, y edificar la civilización del amor, que aprecie y respete los procesos de la Creación entera, y genere una sociedad fraterna y solidaria.

Oración a la Virgen de Guadalupe por las elecciones 2021 en México

Señora y Madre nuestra, María de Guadalupe, consuelo de los afligidos, abraza a todos tus hijos atribulados, ayúdanos a expresar nuestra solidaridad de forma creativa para hacer frente a las consecuencias de esta pandemia mundial, haznos valientes para acometer los cambios que se necesitan en busca del bien común.

Acrecienta en el mundo el sentido de pertenencia a una única y gran familia, tomando conciencia del vínculo que nos une a todos, para que, con un espíritu fraterno y solidario, salgamos en ayuda de las numerosas formas de pobreza y situaciones de miseria.

Te pedimos nos ayudes a respetarnos unos a los otros para que el próximo Domingo participemos responsablemente los ciudadanos de México, y vivamos una jornada cívica ejemplar, que exprese nuestro anhelo de edificar una sociedad fraterna y solidaria.

Anima la firmeza en la fe, la perseverancia en el servicio, y la constancia en la oración.

Nos encomendamos a Ti, que siempre has acompañado nuestro camino como signo  de salvación y de esperanza. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen, María de Guadalupe! Amén.

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