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Domingo De Resurrección 2025 Cardenal Carlos Aguiar

“Cristo Resucitó de entre los muertos”. Domingo de Resurrección 2025 Homilía Cardenal Carlos Aguiar Retes

Cristo Resucitó de entre los muertos”.

Hemos celebrado anoche la Vigilia Pascual. ¿Qué es lo que hemos celebrado? El acontecimiento inédito y único en la historia de la humanidad: la resurrección de Jesucristo. Este hecho es la roca fundamental de la Iglesia, donde está construida. Nosotros, como bautizados en la Iglesia católica, estamos sobre esa sólida roca de la resurrección.

Dice también esta narración de los Hechos de los Apóstoles: «Nosotros somos testigos. Lo mataron, colgándolo de la cruz, pero Dios lo resucitó al tercer día y concedió verlo, no a todo el pueblo, sino únicamente a los testigos que Él había elegido, a nosotros, que hemos comido y bebido con Él después de que resucitó de entre los muertos.«

Este es el hecho inédito sobre el cual está cimentada nuestra fe. Pero además, dice este mismo libro de los Hechos de los Apóstoles: «Él, ya resucitado, nos mandó a predicar al pueblo y dar testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y de muertos.»

Es decir, no solamente hemos recibido por el bautismo la condición de ser hijos de Dios, miembros de su familia, sino también la encomienda de anunciar este acontecimiento como buenos discípulos, a los que todavía no lo conocen o están en alguna duda, en algún momento en que no descubren que Dios camina con nosotros, que Dios está, como buen Padre, enviando al Espíritu Santo para fortalecernos.

Como buenos discípulos, nos dice San Pablo en la segunda lectura: «Pongan todo el corazón en los bienes del cielo, no en los de la tierra.» Esta es una recomendación fundamental para nuestro ser discípulos de Cristo. Nuestro corazón debe ir creciendo y anhelando los bienes del cielo, la vida eterna, la compañía feliz. Y los de la tierra, considerarlos, sí; cuidarlos, sí; saber que de ellos depende nuestra vida terrena, pero que nunca esté puesto allí nuestro corazón, sino simplemente nuestra necesidad de ellos. Esa es la recomendación de San Pablo.

Finalmente, el Evangelio afirma: «Entonces entró también al sepulcro el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro —refiriéndose a Juan— y vio y creyó.» Entonces no habían entendido las Escrituras, según las cuales Jesús debía resucitar de entre los muertos.

Eso significa que ni los mismos discípulos de Jesucristo tenían esa convicción de la resurrección de su Maestro. Pero el hecho, el acontecimiento, cambió totalmente su visión, y comprendieron que su misión, lo que tenían que hacer era dar cuenta de ello.

La convicción de la resurrección debemos transmitirla a los demás: en la familia, padres a hijos, abuelos a nietos, en la relación vecinal. Porque es claro: cuando encontramos una persona, que está apasionadamente enfocada en tener más dinero, más propiedades, más riqueza, debemos recordar que el dinero es suficiente cuando nos da lo necesario para vivir. Lo demás es añadidura. Lo que tiene que cuidarse es el corazón, el espíritu.

En toda oportunidad que veamos conveniente y necesario transmitir el principio de San Pablo: “Pongan todo el corazón en los bienes del cielo, no en los de la tierra.» Cuando veamos una persona enferma, cuando estemos con algún vulnerable, algún migrante, o una persona que está sufriendo mucho, allí, animarlo con la fe en la resurrección.

Pidamos, pues, a nuestro Padre la fortaleza espiritual para dar cuenta, en nuestros tiempos, de nuestra esperanza en la vida eterna. Que así sea.

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