Templo de la Inmaculada Concepción

Una parroquia que celebra la Misa Tridentina.

El Templo de la Inmaculada Concepción, conocido como la iglesia de Salto del Agua, es un emblema desde tiempos antiguos en la Ciudad de México.

Ubicado en el cruce de Eje Central con José María Izazaga, destaca al formar un camellón que divide los sentidos oriente-poniente de esta zona del centro. Se erige frente a la icónica fuente del mismo nombre, construida en 1779, obra del arquitecto Ignacio de Castera.

La primera piedra de la capilla fue colocada en marzo de 1750 y se completó hacia 1770. Esta obra consta de una sola nave y una cúpula. Su arquitectura refleja el estilo distintivo del siglo XVIII en la Ciudad de México, con muros exteriores de un color rojizo característico, construidos con tezontle y cantera. 

Custodios de la Misa Tridentina

Este templo representa una iniciativa emblemática de la Fraternidad Sacerdotal San Pedro (FSSP), legado del Papa Juan Pablo II. Para el padre Kenneth Fryar, rector del templo, la presencia de la Misa Tridentina o Misa Tradicional en la Inmaculada Concepción, no solo representa la celebración de un rito diferente, sino que también ofrece una experiencia más profunda de vivencia de la fe.

Su actividad pastoral

La mayoría de los fieles que asisten a este templo no residen en el Centro Histórico. Además, reciben peregrinaciones de Guadalajara, Puebla, Querétaro y otros estados. Su vida en comunidad es bastante rica en celebraciones, convivios y formación, y todos los sábados ofrecen cursos y talleres de catequesis básica para el mejor conocimiento de la fe.

Una comunidad con amor profundo a Jesús Eucaristía

Al comienzo del año, esta comunidad celebra un Jubileo Eucarístico conocido popularmente como “Santo Jubileo de las 40 horas”, en el cual se lleva a cabo la adoración al Santísimo Sacramento durante 3 días. Durante este periodo se celebran diferentes Misas dando inicio y clausura cada día, y al finalizar se lleva a cabo una procesión por las calles con el Santísimo. Este evento es una manifestación viva de la devoción y la unidad que caracteriza a esta comunidad, reafirmando su compromiso con la fe y las tradiciones de su fe y devoción.