San Sabás Reyes Salazar
Capturado por las tropas federales, en tiempos de la persecución religiosa en México, antes de ser asesinado, fue objeto de crueles tormentos que parecían no tener fin. Fue el único párroco que permaneció en Tototlán desatada la guerra Cristera.
Luego de que el ejército federal dispuso capturar a los sacerdotes por promover la rebelión, Algunos amigos le sugirieron al Padre Sabás que se pusiera a salvo, pero él, con firmeza, declaró: Mis superiores aquí me dejaron y mi párroco me encomendó la atención de la parroquia, por eso aquí permaneceré; si es la voluntad de Dios, aceptaré de buena gana el martirio (Arquidiócesis de Guadalajara).
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